Nadal, campe?n en Acapulco.

Nadal, campe?n en Acapulco.

Rafael Nadal se proclam? campe?n del ATP 500 de Acapulco tras batir al alicantino David Ferrer para alzar su 52? t?tulo -38? sobre arcilla- y poner un broche dorado al primer tramo de su regreso a la competici?n. Quiz? ah? radique la grandeza del duelo. Se encuentra David, lanzado desde inmemorial momento, ante una de las grandes oportunidades para volver a torcer el brazo de un Nadal incierto. Sin embargo, sale de pista habiendo cargado el zurr?n con el correctivo m?s severo (6-0 6-2) que el mallorqu?n jam?s le ha impuesto. Una absoluta demolici?n deportiva.

Completa as? el mallorqu?n un primer tramo de reinserci?n competitiva de altos vuelos. De menos de lo acostumbrado en Chile o Brasil a m?s de lo imaginable en M?xico. De sufrir lo indecible ante irreconocibles rostros a desfigurar a antiguos conocidos. De sudar tinta en ATP 250 a ganar un ATP 500 sin ceder un set, sin entregar un saque en los ?ltimos cuatro partidos y batiendo a dos referentes en arcilla en duelos sucesivos. Una capacidad de respuesta inmediata s?lo entendible desde las capacidades de un talento elegido para el pulso sin freno. ?C?mo se alcanzan tres finales en tres eventos tras m?s de 250 d?as sin pisar un torneo? ?De d?nde sale la fuerza para firmar una actuaci?n colosal donde lo normal ser?a que florecieran titubeos o incluso que emergieran miedos? Un lapso de competici?n calificable como bisagra se cierra con el atronador balance de tres finales con dos cetros.

Termina el periplo latino y flota sobre el ambiente el regusto de un competidor que ha estirado los l?mites. Que ha ido m?s all? de lo que ofrece el planteamiento l?gico. Tras m?s de siete meses sometido al cautiverio deportivo, Rafael Nadal ha vuelto a demostrar una ambici?n a la que resulta dur?simo aplicar una fisura. Es cierto que no ha competido en los escenarios m?s exigentes. Es cierto, tambi?n, que hasta el final del camino la altura de los rivales entraba de lo habitualmente manejable. Pero la tarea, premisa repetida hasta la saciedad, no era un pulso con terceros. Era una pelea con el fuero interno. Una contienda de reencuentro con el propio cuerpo donde las sensaciones priorizan a los resultados. «Vencerse a s? mismo es tan grande haza?a, que s?lo el que es grande puede atreverse a ejecutarla» escribi? el dramaturgo espa?ol Calder?n de la Barca en el siglo XVII, siendo una premisa aplicable a la circunstancia actual del mallorqu?n.

La evoluci?n en las tres semanas de competici?n?atravesadas resulta ciertamente destacable. Una progresiva transformaci?n construida desde el coraz?n, la fe en el trabajo y la voluntad de mejora. Una demostraci?n de superaci?n personal majestuosa. Emprende el camino un jugador encadenado por su propio cuerpo, anhelando virtudes inherentes a su figura en cap?tulos anteriores de su trayectoria ten?stica. A?orando a su antiguo yo como una silueta con destrezas ingobernables para el momento presente. Por el contrario, termina la gira latinoamericana un hombre sorprendido por la altura de sus propias fuerzas, maravillado por el nivel adquirido en el ep?logo del periplo. «Jam?s me podr?a haber imaginado jugar al nivel que lo hice hoy», comenta tras nublar a Ferrer. Llegando, incluso, a tildar la actuaci?n entre las mejores de su amplia trayectoria deportiva sobre la arcilla con la que reduce a un par de juegos al cuarto jugador del momento. Con marcados trazos del nivel mostrado antes cerrar la cremallera el pasado verano. Considerando que hablamos con un atleta de dif?cil par hist?rico en el escenario, merece notable menci?n el volumen de lo expuesto.

La recuperaci?n de sensaciones lanza su esp?ritu. El tal?n de Aquiles situado a la altura de la rodilla responde al encargo y renueva el fuego en el pecho de la fiera. Volver a disfrutar entre los l?mites de una pista le endulza el rostro y aporta brillo en los ojos. ?No sabes la sensaci?n que me produce poder correr sin tener que pensar ?o acordarme de la rodilla en cada gesto? comentaba a mitad de semana sobre la evoluci?n experimentada. Unos d?as de terapia deportiva en M?xico termina por convencer al espa?ol sobre la idoneidad del siguiente reto.

El animal competitivo que atesora sus entra?as le apremia a seguir caminando, y hacerlo de inmediato implica cambiar de suelo. Del confortable polvo de ladrillo al evitado cemento. ?Viene Indian Wells. Es un torneo que me encanta y la rodilla me est? respondiendo. Mi coraz?n me dice que necesito seguir compitiendo y es lo que voy a hacer porque a d?a de hoy es lo que me apetece? replica convencido al recibir cuesti?n sobre el inmediato futuro.

Queda la inc?gnita de la respuesta f?sica sobre pista dura. La superficie m?s agresiva para con las articulaciones y uno de los retos pendientes del mallorqu?n en su retorno deportivo. Apenas una semana despu?s de ganar en arcilla y con rodaje limitado. Si ser? buena idea o no se comprobar? con el tiempo. Si es fruto del revolc?n emocional mexicano o meditada decisi?n en base a firmes sensaciones s?lo lo sabe el propio Rafa. Si resiste o no su rodilla ser? cuesti?n de observar acontecimientos. Pero lo destacable es esa decisi?n de dar el paso y lanzarse a un territorio que semanas atr?s podr?a haber ro?do su confianza. Es cierto que durante el proceso de recuperaci?n una parte importante del trabajo se llev? a cabo sobre el cemento del hangar de Manacor. All?, desgastando las suelas sobre el rugoso firme, el balear emple? horas y horas de entrenamiento con la vista puesta en un inicio de temporada cuyas primeras paradas ser?an Abu Dhabi, Doha y Melbourne. Un arranque de curso que finalmente se prefiri? postergar hasta la llegada de la tierra batida, reinsertado su organismo en din?mica de competici?n de manera menos brusca.

 

Lo que pudo ser una noche de finales de diciembre llegar? a principios de marzo. Lo que pudo suceder en Abu Dhabi tendr? lugar en Nueva York. Lo que pudo servir de ocioso rodaje antes del primer Slam del curso, lo ser? del primer Masters 1000 de la temporada. En la noche del lunes se espera que el balear reaparecezca sobre superficie dura en escena p?blica en el Madison Square Garden formando parte de una exhibici?n junto al argentino Del Potro. Desde all? volar? a California donde el pr?ximo mi?rcoles empezar? a desatarse la competici?n al cobijo del Valle de Coachella.

All? estar? al completo la ?lite del circuito masculino, reuniendo al llamado?Big4?por primera vez desde Wimbledon. Estar? Federer defendiendo su corona. Estar? Djokovic, montado en una racha de 18 triunfos al hilo y con un porcentaje superior al 90% de efectividad en la superficie en el ?ltimo a?o. Estar? Andy Murray, aspirante al n?mero 2 e inactivo desde que alcanzase en Melbourne su tercera final de Grand Slam consecutiva. Y, acallando los rumores de ausencia, estar? Rafael Nadal. Campe?n en Acapulco tras diluir al cuarto hombre del planeta, con un objetivo grabado a fuego bajo la cinta y una duda sobrevolando. ??Me veo capacitado para batir al top3? Hoy he batido al n?mero 4 del mundo y no nos enga?emos. Del n?mero 4 al n?mero 3 no hay mucha diferencia (?) Voy a seguir trabajando para que partidos como el de hoy me lleven a ser competitivo contra todos los tenistas del mundo?.

Los retos de gran fondo, partidos con dilatado formato de cinco mangas, quedan a?n lejos en el horizonte. Por ahora, para Nadal, dos frentes abiertos: pistas dura y grandes nombres. Un escenario en el horizonte: California. Y una impresi?n en el esp?ritu: «En Acapulco, me he vuelto a sentir jugador».

 

FUENTE: puntodebreak.com